Investigando la Hoya de San Blas

Senderos, piedra, raíces, arboleda y paisaje. Ruta completa para repetir.

A pesar del mal de ojo de alguno, finalmente no ha diluviado. Mas bien ha hecho una mañana estupenda y la ruta buaaaaaaaaaaahhh!!! Que pena no haber montado por aquí antes… y que pena que no estuviera ninguno de mis colegas.

A las 9:20 arranco desde Soto del Real, con 0ºC y los primeros rayos de sol. La mañana promete. Primero cruzando Soto y después por pista, voy subiendo en dirección a la Morcuera. Tranquilamente y poco a poco, con algún paso guapo entre piedras enormes, charcos helados y riachuelos del deshielo.

Subiendo la Morcuera empieza a aparecer la nieve, apenas una fina capa en las zonas donde no hay árboles. Noto que la temperatura desciende, con la única compañía de los pájaros carpinteros y el sonido del correr del agua buscando su camino. Me voy mentalizando para sufrir. En una de las zetas, cojo un desvío hacia la izquierda, sobre los 1500m de altitud. Me encuentro una manada de cervatillos que desaparecen al instante con sus característicos saltos. Comienza un ligerísimo descenso por una pista que termina en un sendero que, por momentos, se convierte en trialera. Voy con cuidado al principio porque alguna de las piedras está helada y hay bastante humedad, pero enseguida me suelto y disfruto como un enano. El agarre es mejor de lo esperado, ya que llevo gomas Maxxis Monorail y nos las he probado demasiado en mojado. El sendero termina en la pista que rodea la Hoya. Baja el nivel de adrenalina y vuelvo a sentir el frio, mas punzante en las manos.

Sigo subiendo por pista con una pendiente suave para recuperar la altura perdida. Nuevamente sobre los 1500m me desvío, cojo un sendero a la izquierda. Espectacular. Va haciendo zetas muy cerradas y te obliga a colocar la bici. Voy probando a hacerlo levantando la trasera, pero hay que entrenar esto porque tengo que poner el pie varias veces. Tramos rápidos sorteando árboles, escalones, raíces, pedruscos, no le falta nada. Llego a la pista con una sonrisa y grito de satisfacción.

Cuesta abajo por pista y aprovechando cualquier resalte para dar botes, me vuelvo a desviar hacia la derecha, por un momento dudo porque no parece “ciclable”. La senda es complicada al principio, tiene demasiadas piedras y me quedo clavado, pero en seguida se torna divertida. Bajando y en paralelo a un arroyo llego a una zona del tamaño de un campo de futbol con enormes piedras planas que tengo que pasar por encima. La guinda.

El resto es pista cuesta abajo hasta Soto. Me cruzo con un hombre haciendo deporte en pantalón corto y con el torso desnudo, me sale una carcajada. Son las 12:30.

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Hasta la próxima Enganchados!

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