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29er, ¿merece la pena?

Publicado: 17 abril 2012 en 6. Teoría y Práctica
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Este artículo es muy interesante para todo aquel que se esté planteando adquirir una 29er.

29 PULGADAS: ¿MERECE LA PENA?

Ventajas y desventajas de las ruedas grandes…

¿QUÉ CAMBIA EN UNA 29″? Las ruedas grandes son el rasgo característico de las 29er, pero exigen también componentes perfectamente adaptados.

1. Ruedas: Las ruedas grandes son la pieza central de las 29er y aumentan las cualidades al rodar en pista. Más grande también significa más peso y menos rigidez.

2. Horquilla: Las ruedas de 29 pulgadas no caben en una horquilla estándard por eso casi todas las marcas ofrecen horquillas especiales para las 29er con botellas más largas. ¿Resultado? Más peso y menos rigidez frontal al aumentar el brazo de palanca ante impactos inferior/frontales.

3. Cuadros de 29″: Normalmente tienen el tubo de dirección más corto y el ángulo de dirección más vertical. En caso de una construcción prudente los parámetros como altura del eje de pedalier y longitud entre ejes casi son los mismos que en una bici de 26″.

4. Transmisión: Por el diámetro más grande de las ruedas cambia el desarrollo y una multiplicación habitual (11-34 dientes) ya no es suficiente en rampas empinadas. Por eso se utilizan normalmente casetes de 12-36 dientes.

¿EN QUÉ SON MEJORES?

La tracción es mejor en ciertas circunstancias. En terreno bacheado llega otro factor. Dadas unas mejores características para rodar en las 29er aumenta el tiempo de contacto con el suelo, lo que aumenta perceptiblemente la tracción en tramos pedregosos. Sobre todo en rampas empinadas, donde más se aprecia una mejoría en la tracción.

El hecho de que las 29er suban mejor en subidas técnicas también proviene de su gran estabilidad entre ejes a velocidad baja. Mientras que la dirección de una 26 anda «nerviosa» casi en parado, una 29 sigue mejor una línea recta. Igual en bajadas rápidas se nota mayor estabilidad entre ejes lo que aumenta la sensación de seguridad en zonas rocosas. E incluso a aquellos que más les importa el estilo sacan ventaja de las 29er ya que se aumenta la estabilidad lateral al hacer un «caballito», por ejemplo.

El centro de gravedad se encuentra algo más alto pero las ruedas se apreciam mucho más grandes que en las bicis de 26. Así el biker se siente más bajo, dándole una sensación de seguridad. Además casi ya no hay diferencias en parámetros importantes como altura del eje de pedalier, longitud entre ejes y altura del manillar que mejora bastante la maniobrabilidad de las «chicas grandes». Para esto, las marcas sacan todos los trucos posibles: utilizan vainas más cortas, hacen la horquilla más vertical o montan una potencia con elevación negativa.

¿POR QUÉ RUEDAN MEJOR?

Las ruedas más grandes ruedan mejor. ¿Pero por qué? Explicamos las ventajas teóricas en detalle.

Baches: Al pasar un bache una rueda más grande se hunde menos que una pequeña (a). Este hecho da como resultado mayor confort y exige menos fuerza para sacar la rueda del «agujero»·. Así se pierde menos velocidad respecto a una rueda de diámetro menor.

Obstáculos: Al pasar un obstáculo hay que levantar el peso de la rueda delantera (FG) con ayuda de la fuerza de nuestro movimiento hacia adelate, o inercia (FA). La fuerza FA se combina con la palanca (a) que ejerce desde el eje de la rueda al punto de apoyo del obstáculo y se crea un momento de fuerza (FA x a) que hace que rote sobre el borde del obstáculo. El obstáculo ejerce una fuerza contraria ligada al peso de la rueda (FG) y la palanca (b). Con una rueda más grande cambia la relación entre las palancas (a) y (b). La palanca (a) crece más comparado con la palanca (b), para pasar el obstáculo entonces se necesita menos inercia para pasarlo.

Tracción/Rozamiento: Los neumáticos se deforman bajo carga y forman así una superficie de contacto (óvalo naranja). En la parte delantera de la superficie se encuentra el borde de volcado(K) que empuja el neumático constantemente delante de si mismo, rodando. Este borde tiene el mismo efecto como un obstáculo pequeño que hay que pasar a través de deformación de la cubierta. Parecido al gráfico anterior la fuerza de tracción/movimiento (FA) genera un momento mediante la palanca (r) para pasar el borde de volcado. Y la fuerza de peso (FG) contraria con la palanca h. Si la rueda es más grande la palanca (r) crece más en comparación a la (h) y la rueda tiende a rodar con menos gasto de energía.

Además la superficie de las cubiertas de 29» (con la misma presión, perfil y tamaño) es algo más estrecha pero más larga. Por eso hay más tacos que tienen contacto con el suelo a la vez y permiten aumentar la tracción.

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LAS DESVENTAJAS

Las Twentyniner. ruedan mejor que las bicis de 26″ y disponen de más confort, estabilidad entre ejes, seguridad y tracción. Pero los numerosos cambios de construcción exigen compromisos y por eso surgen algunos puntos negativos.

Los enemigos de las Twentyniner sobre todo argumentan dos cosas: Peso e inercia. Las chicas grandes pesan casi 1 kilo más que las bicis de 26 pulgadas. Esto se debe especialmente a la fabricación «sobredimensionada» de la horquilla, cuadro, ruedas, cubiertas y cámaras. La desventaja por el peso se nota en subidas y al acelerar.

Aún más molestos son los componentes rotantes que se encuentran lejos del punto de giro, como la llanta, neumático y cámara. Las ruedas sobredimensionadas necesitan un 17% más de energía al acelerar. La perceptiblemente menor manejabilidad proviene en su mayoría de las ruedas. La causa es el efecto giroscópico que sufre la rueda cuanto más grande es el diámetro, el peso y la velocidad. Aunque otorga gran estabilidad en bajadas disminuye la manejabilidad en curvas. Pero después de poco tiempo entra un efecto de «normalización» así que el biker mejora su paso por curvas y entonces sabe pasar incluso curvas cerradas sin mayores problemas.

Aparte del peso también la rigidez lateral sufre debido a las medidas mayores de las 29″. Especialmente en la rigidez del eje del pedalier tanto como en la rigidez lateral de las ruedas, las Twentyniner muestran debilidades significantes (mira el recuadro «La verdad en cifras»). Pero a decir verdad en la práctica la rigidez no llama la atención negativamente ni en bajadas rápidas ni en aceleraciones.

Los problemas aparecen más patentes en la distancia escasa entre el tubo diagonal y rueda delantera: Si utilizas pedales de plataforma y no tienes tu pie perfectamente situado en el pedal puede pasar que tu pie toque la rueda, como en una bici de carretera. Con pedales automáticos se soluciona el problema ya que las 29er hasta ahora son principalmente bicis de rally y rutas y nadie debería temer por su seguridad en este aspecto.

En el balance final las ventajas y desventajas mantienen el equilibrio. Pero estamos seguros de que las ruedas grandes son algo más que un artilugio de marketing. Más bien parecen un concepto serio y una extensión con sentido del segmento de las bicis habituales. Las cualidades rodadoras comparadas con las ruedas de 26″ se pueden demostrar claramente y llevan consigo algunas ventajas. Y también hay más opciones porque los fabricantes más importantes de componentes ofrecen desde ahora mayor variedad tanto de horquillas, como ruedas y cubiertas.

¿PARA QUIÉN TIENEN SENTIDO LAS BICIS 29 PULGADAS?

Una respuesta concreta no hay, ya que por último las preferencias personales toman un papel importante en esta decisión. Cada uno tiene que decidir lo que son sus exigencias fundamentales: ¿buenas cualidades de rodar con buena seguridad en terreno escabroso o poco peso vinculado con un comportamiento más ágil?

Los cazadores de cada gramo y los biker con un deseo indomable de jugar no se meten en filigranas y dejarán en paz las Twentyniner. Pero a los demás que suelen hacer salidas de rutas pueden sacar provecho de la propulsión eficaz y confortable que aporta ventajas reales en zonas difíciles. Los principiantes se benefician especialmente del mayor margen de seguridad que tienen las ruedas más grandes. A los indecisos y escépticos les aconsejamos adquirir experiencias propias, por ejemplo en un Demo Day o con una bici de pruebas en una tienda. Pero no basta con dar una vuelta a la manzana, merece la pena probar en terreno exigente. Porque sólo allí vives el efecto «¡Ajá!».

Vía mountainbike.es

Lo llaman Rolling Thunder, y consiste en rodamientos de 120 bolas para suavizar el accionamiento.

Además, el mecanismo interno es metálico, lo que seguro que le confiere un tacto mas preciso.

Apenas hay diferencias entre la versión X0 y XX, ninguna en peso, solo estética. La XX lleva la carcasa de carbono, a cambio, la XO es de aluminio y puedes elegir entre negro y plata.

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Interesante artículo para esos días donde te exprimes  al máximo.

Por Pedro García (www.deporteysaludfisica.com)   

Tratamos ahora una cuestión clave: cómo entrenar los días siguientes a la disputa de una marcha cicloturista o tras un gran esfuerzo en carrera durante el fin de semana.

Ciclistas, corredores de running, jugadores de tenis, de futbol… todos los que practicamos deporte intenso el fin de semana hemos tenido un «lunes horroroso» y nos sentimos «cansados como un perro» después de habernos pegado una gran paliza el domingo en nuestro deporte favorito. Si eres un poquito competitivo, seguro que ya se te ha venido a la cabeza esa sensación del lunes por la mañana, que estás hecho polvo, que te duele hasta el cielo de la boca. Lo hemos dado todo y tenemos que recuperarnos. Para hablar de ello os traslado la pregunta de un amigo del blog que me pregunta lo siguiente sobre este tema:.

«Tengo una duda. El domingo pasado participé en una marcha. Como casi siempre, acabé dándolo todo. Al día siguiente estaba roto, con dolor de piernas, de espalda, de brazos… Mi duda era si salir el día siguiente de la prueba o dos días después. Y si salía, ¿qué hacer?, una, dos, tres horas… hacer desnivel o no, esperarme más días a que hayan pasado las agujetas y dolores para poder entrenar más fuerte, o por el contrario es mejor salir al día siguiente aunque te duela todo? O tal vez es mejor dedicar el lunes a una sesión potente de estiramientos, a nadar o ambas cosas…».

Combatir la fatiga
En primer lugar, antes de hablar del lunes trataré de comentar cuestiones claves de las semanas anteriores. Si tienes esa sensación de fatiga en tu cuerpo tras una marcha o una competición, sin duda alguna deberías de haber entrenado más pero sobre todo mejor. Esa sensación la tienes porque has estado mucho tiempo por encima de tu límite. Para que esto no ocurra, o al menos no sea tan fuerte la sensación de agotamiento, la solución pasa por entrenar mejor, por ejemplo series cortas a alta intensidad. Ese entrenamiento tan sencillo y corto te hará mucho bien para evitar llegar hecho polvo tras una marcha o carrera y sobre todo no te ocupará mucho tiempo.

Los días después al esfuerzo
Ahora sí vamos al lunes. Si tienes en tu cuerpo la sensación de que te has descargando un camión entero de arena tú solito, estás molido, estás frito, estás hundido en la mayor de las miserias… el mejor entrenamiento al día siguiente es el descanso. Tu cuerpo ha hecho un esfuerzo increíble y te lo está diciendo con dolores. Te duele las espalda, los brazos, las piernas… te duelen músculos que ni siquiera sabes que existían. Si esta es tu situación, lo mejor que hay para ti es descansar al día siguiente. No hagas nada. Si acaso una buena serie de estiramientos o una sesión de sauna o jacuzzi, pero no hagas ninguna actividad física. En caso de que estés cansado pero no agotado, sal a hacer ejercicio moderado sin pasar del 65% de tu pulso máximo. Observa tus sensaciones y si te encuentras muy mal, vuelve a casa a descansar.

El día siguiente de descansar (en este caso el martes), toca más descanso todavía, pero esta vez activo. Sal a hacer ejercicio muy suave y en terreno llano a ser posible. Por supuesto solo o con personas que tengan el mismo objetivo y nivel que tú. Que tu pulso no sobrepase el 65%-70% de tu intensidad máxima. Con este entrenamiento tan suave estás obligando a bombear sangre algo más rápido, y eso te ayudará a eliminar las toxinas de tu cuerpo. Es un aumento importante del flujo sanguíneo con respecto a estar parado, pero no es agotador, por los que a los músculos casi le sirve de masaje en vez de entrenamiento.

¿Cuándo puedo volver a entrenar duro?
La respuesta va a depender de tus sensaciones. Tras una paliza importante, algunos deportistas pueden llegar a tardar hasta cinco días en recuperar. Mi consejo sería que si ha sido muy agotador el esfuerzo, volvieras a realizar el mismo entrenamiento que realizaste el martes. Una hora u hora y media de entrenamiento si sales en bicicleta (ó 20-30 minutos si sales a correr a pie), por supuesto sin pasar el 65-70% del pulso máximo, y al llegar a casa complementarlo con una sesión de estiramientos. El sentido común debe de estar siempre por encima de nuestras ansias de entrenar. No se puede salir a entrenar cansado. Eso no sirve para mejorar nuestra forma física. Si acabaste muy agotado la marcha, puedes estar haciendo descanso activo perfectamente hasta el viernes (aumentando algo más el tiempo de salida a pulso de recuperación el jueves y viernes, pero sin pasarlo) y el sábado y domingo estarás perfectamente recuperado para salir con el grupo, volver a competir o correr la siguiente marcha.

Como consejo, trata de evitar por todos los medios ese agotamiento tan extremo tras una marcha o competición. Planifica tus entrenamientos y trata de buscar tiempo para realizarlos. Solo así no acabarás tan agotado y podrás volver a tus entrenamientos de calidad en dos o tres días a lo sumo. Conoce tus límites, márcatelos y trata de no sobrepasarlos durante la marcha, o si lo haces en un momento puntual, conoce tu cuerpo y aprende con la ayuda de tu pulsómetro cuál es el ritmo que te va bien para no acabar molido al día siguiente. De esta manera podrás acabar las pruebas o los entrenamientos duros sin sensación de derribo. En resumen: ¡conócete a ti mismo!

¡Sé Feliz!

Vía arueda

Hacia tiempo que no le dedicábamos una mañana a la bicicleta como la de domingo pasado. Y es que hace ya un tiempo que no pisábamos la sierra.

Madrugón mediante, a las 6:30 RIIIING, partimos hacia Patones. Voy con Satelite comentando lo que será la ruta y las sorpresas que nos tiene preparadas… miedo me da (pienso en esos momentos).

Hemos quedado con Caballito y Trepa en el parking del Ponton de la Oliva. CuatroGatos.

Arrancamos subiendo, como no puede ser de otra manera. Subimos hacia el cerro que llaman Cancho Gordo, que nos dejara ver el maltrecho embalse del Atazar. Subida intensa pero llevadera, al comienzo por carretera y luego por pista. Caballito empieza a tirar y no me queda otra que seguirle a duras penas. Arriba nos reagrupamos para disfrutar de un sendero largo que en parte ya conocía pero que es la caña, especialmente la zona de la arboleda, m encantan los zig-zags rápidos. Terminamos en la presa de la Parra, perdiendo toda la altura que habíamos ganado, donde se me ponen los pelos de punta al cruzar el puente.

Tras reponer fuerzas, afrontamos la segunda subida, mucho mas larga que la anterior. No tenemos ni idea de hasta donde nos hastiará el puerto de primera.

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Como no, Caballito imprime un ritmo infernal y se adelanta unos metros. Se acabó la conversación, nadie piensa en derrochar una caloría. Poco a poco voy cogiendo su rueda y mantengo las pulsaciones todo lo bajas que puedo. Satelite y Trepa deciden marcarse un ritmo donde se sienten cómodos, unos pocos metros por detrás.

La subida empieza a hacerse interminable y el calor va en aumento. Decidimos parar a quitarnos la chaqueta. Caballito va sufriendo algún dolor de espalda, menos mal… la parada nos viene bien. Seguimos dándole hasta hacer cumbre, donde nos reagrupamos con Satelite. Los casi 900m de desnivel del tirón dan una idea de la tortura, pero que ya parece menos y va apareciedo una sonrisa en nuestra cara, mas aun pensando en la trialera que no espera.

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Tras avisar a Trepa para que baje por la pista, nos tiramos a machete. Al principio pienso en cuanto echaba de menos este terreno, en parte cansado de tanta pista, pero pronto pienso que todo en su justa dosis. Y es que la trialera se las trae. El camino desaparece por momentos y nos encontramos en pasos que ni las cabras. Tengo los cuadriceps «calientes» de la subida, y tras un par de sustos, decido bajar el ritmo y, muy a mi pesar, ir el último… 😉

Me duele todo de la bajada, creo que nos ha machacado mas que la subida. Falta de costumbre… ya sabemos como se cura esto.

¿Dónde estará Trepa? Al final aparece en Alpedrete, fresco como una rosa. A partir de aquí, un continuo sube-baja, que enlaza con un último sendero divertido que nos llevará de vuelta a los coches.

Una ruta para HOMBRES.

Hasta la próxima Enganchados!

He subido la ruta a Wikiloc

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