Son las 6 de la mañana, no puedo con la vida… nos espera una mañana de auténtico MTB.
Recojo a Satelite y nos vamos en dirección al Berrueco. A medio camino nos juntamos con Trepa. Llegamos con tiempo suficiente, han habilitado un parking que está empezando a llenarse. Recoger los dorsales ha sido una tarea fácil, está amaneciendo. Esta chulo el maillot que nos regalan, aún conservo el de 2008 y que llevo puesto. Vemos la salida de MotoGP.
Trepa se ha apuntado a la corta y sale media hora más tarde. Allí nos disponemos, en la línea de salida, Antonio y yo a darlo todo. Se masca la tensión, unos 500 participantes para la ruta de 80km.
Se da la salida y nos dirigimos al pantano del Atazar. La primera parte en frio no me da buenas sensaciones. El estrés de la salida, la gente que te pasa demasiado cerca y los tapones que se forman, demasiado explosivo para mi gusto.
Voy a un ritmo bastante alto y espero que no me pase factura. El personal está muy fuerte y yo soy más diesel… Pero bueno, hay estamos afrontando el rampón de la Atalaya que nos dará paso a los primeros senderos. Que gozada! Ya me siento mejor…
He perdido a Antonio en la salida y ya no le volveré a ver hasta la meta. Me junto con un biker de Cumbres de la Jarosa que lleva una Storck y me lleva con la lengua fuera, me cuesta seguirle cuesta arriba y le paso cuesta abajo. Voy haciendo la goma como Pantani.
La organización es perfecta, marcando algunos de los pasos complicados, incluso nos hicieron bajarnos de la bici en un punto que de otra forma hubiéramos ido al suelo.
Llego al primer avituallamiento del km20, al lado de La Cabrera, donde me dicen que los primeros ni han parado. Un trago largo de agua y medio plátano es suficiente. Que voy el veintipocos… no me lo creo, se habrán equivocado, pero me crezco por dentro…
El trazado está de lujo, cuantas rutas hemos hecho por esta zona, y me vienen muchos recuerdos mientras sigo dando pedales solo.
En el sendero que nos lleva a la pista del Canal, cerca de Redueña, alcanzo nuevamente al compañero de la Stock. Está un poco peligroso y se cae, no ha sido nada. Me quedo solo nuevamente, hasta que en los rampones finales aparece un grupito por detrás, aprieto los dientes…
Los kilómetro pasan pero muy despacio, el primer hito que siempre me marco es el ecuador de la carrera, pero aún está muy lejos.
Llego a Cabanillas de la Sierra y engancho con la ruta del toro, donde la subida es constante pero llevadera. Llego a la parte alta de la Cabrera y ni un alma, sigo pensando en el km40.
Sendero para aquí, piedrolo para allá, arena de playa por todos los lados, no te puedes despistar un segundo porque te vas al suelo.
En el paso por debajo de la A1 está el segundo avituallamiento. Con más calma, repongo isotónica y recobro el aliento.
Aún queda una zona rompepiernas antes de afrontar la subida más complicada. La maldita cadena se sigue cayendo. Me temo que me va a dar la mañana.
Llegamos al Espaldar. Llevo un rato que me sobra la camiseta térmica que llevo debajo, pero por no pararme…
El Medio Celemín es demoledor, con apenas 2 km hasta la Segoviana. A estas alturas, las pendientes y el terreno suelto se convierten en una trampa. Encuentro a un biker parado con problemas musculares que está haciendo estiramientos, adelanto a otro que va más petado que yo, pero las piernas no me responden y voy atrancado. Me pasan 2 que van finos, uno de ellos del CC Torrejón, que luego encontraré en la meta.
Tercer avituallamiento y nuevo control, unos niños me marcan una Z en el dorsal. Que gran idea involucrar a los niños en niños en este deporte que, a pesar de las grandes dosis de sufrimiento, da tantas alegrías.
Han desaparecido los numerosos riachuelos que hay en la zona que va del Espaldar a Lozoyuela, que en otra época suele estar encharcada.
Se vuelve a caer la cadena y por dar una pedalada demasiado fuerte doblé un eslabón, que irá saltando varios kilómetros pero que finalmente tendré que parar a enderezar. Fue más fácil de lo que pensaba.
“Una última cuesta y casi todo para abajo”, me dicen mientras controlan el tráfico. Y esta última rampa, por ser la última, se hace más dura aún.
“¿Cuanto queda? Menos de diez…” Me da la risa, porque el GPS me dice que unos 4 o 5, menos de diez claro, pero bueno… espero que no haya sorpresas…
Llego a El Berrueco con un tiempo de 4h14min a 29min del primero. Posición 23 jurjurjur… que pasote! Para un globerillo como yo que no le puede dedicar más de 4-6h a la semana…
Otro reto más para la saca. La empanada estaba espectacular y la cerveza a temperatura ideal. Una pena que el césped estuviera más que húmedo, sino aún estaría allí…
Se cierra la temporada por mi parte. Al año que viene más… y mejor? Porqué no!
Hasta la próxima Enganchados!